sábado, 13 de agosto de 2011

Reflexiones

No puedo evitar preguntarme si me habré equivocado, si habré actuado como una idiota y si no estaré perdiendo al hombre de mi vida… Posiblemente la respuesta sea que sí. Si me paro a pensarlo, creo que el único por qué que podría dar es que era más fácil huir por la puerta de atrás que enfrentarse a los problemas. Aún así, una parte de mí sigue creyendo que es lo mejor que se podía hacer en este caso, la única solución viable si quería que todo acabase bien. Por todo esto, prefiero estar ocupada todo el día con cualquier cosa, no me quiero parar a pensar en todo lo que ha pasado y en todo lo que podría pasar, como ahora… porque lo único que consigo es cuestionármelo y todo y romper a llorar como una niña pequeña, como alguien que intenta ser fuerte o por lo menos aparentarlo, pero que en su interior necesita que estén por ella. No quiero ser ese tipo de persona. No quiero convertirme en mi madre.

viernes, 5 de agosto de 2011

¿Qué hacer...?

¿Qué hacer cuando ni tú misma sabes lo que hacer, cuando sientes que el mundo te pesa, que solo quieres escapar, que necesitas desconectar, huir de los problemas, alejarte de las preocupaciones, no tomar decisiones, dejarte llevar por el momento? ¿Qué hacer cuando ni siquiera sabes lo que quieres, cuando notas que estás cambiando y desconoces los motivos y las implicaciones que eso pueda traer? ¿Qué hacer cuando sabes que estás causando dolor a tu paso y no puedes remediarlo? ¿Qué hacer cuando te sientes una extraña en tu propio cuerpo?