Y tú, ¿a qué esperas?

Nos pasamos la vida esperando.

A cumplir los dieciocho.
A empezar la universidad.
A acabar la carrera.
A encontrar trabajo.
A conseguir un ascenso.
A independizarnos.
A encontrar un piso mejor.
A que lleguen las vacaciones.
A encontrar pareja.
A conocer a alguien que nos llene más.
A que llegue el lunes para empezar la dieta.
A que llegue año nuevo para inventar propósitos que nunca cumpliremos.

Yo solo espero a que mi vacío se cierre, a que las cicatrices se curen, a que el miedo deje de paralizarme.

Revés.

Vagas por la ciudad, asustada de caminar sola entre las sombras, con el corazón en la mano esperando encontrar a alguien a quien entregárselo. Te pones unas botas, tu mejor minifalda y la chupa de cuero. Los labios siempre escarlata, y que no falte eyeliner ni foto para colgar. Te miras al espejo, inspiras para tomar coraje y expiras para dejar ir la tristeza, y cierras la puerta detrás de ti. Enciendes el primer cigarro de muchos y echas a andar contoneando las caderas al compás del humo que se escapa entre tus dientes. Te disfrazas para aparentar algo que no eres, para olvidarte de la verdadera niña que llora dentro de ti, esperando encontrar en un polvo con sabor a vodka el amor para toda la vida.