domingo, 5 de julio de 2015

Ese azul.

El motor se enciende. Poco a poco, despacio. Hasta que ruge y acelera. El aire entra descontrolado por la ventanilla y ríes, divertida entre los rizos que juegan arremolinándose contra tu rostro.
Campos verdes de arroz abarcan allí hasta donde alcanza la vista. Tu iris color miel se funde con los rayos de sol que dibujan el paisaje, que corre a contratiempo, escapando del cuentakilómetros.
Y al fondo, lejos y cerca a la vez, ese azul... Ése tan intenso que te hace apartar la mirada. Ése tan pícaro que te roba la sonrisa. Ése tan misterioso que te quita el sueño. Ése en el que sueñas volar algún día. No tan distante. No tan inaccesible. No tan prohibido. Y tan tentador...