A veces me observo en el espejo y
me paro a pensar: "¿Quién soy yo? ¿Quién es Tatiana?"
Soy una primavera del 93 de sangre
medio andaluza, medio catalana.
Una niña que quiso crecer deprisa. Tiré
el dado del juego de los adultos y empecé la partida demasiado temprano.
Soy una antítesis andante enamorada
de los sentidos. Llena de contrastes y contradicciones. Tan de extremos y a la
vez tan de en medios. Espontánea y reflexiva por igual. Una mezcla de caos y
tranquilidad. Una fugitiva del amor. Soñadora por naturaleza, pero realista
hasta que duele. Incapaz de pensar a largo plazo. "Mu echá pa alante" para algunas cosas y demasiado
insegura para otras.
Soy cada lágrima, cada carcajada,
cada piel que he rozado, cada abrazo sincero, cada canción que me emociona,
cada anochecer, cada persona que se ha cruzado en mi vida, cada rayo de sol que
se ha fundido con mi cuerpo, cada país que he sentido bajo mis pies, cada libro
que he leído, cada palabra que he escrito, cada gramo de tinta que quiero plasmar en mi dermis, cada recuerdo que me ahoga el
corazón.
Soy la fortaleza interna de mi
padre. Su despiste extremo y su perseverancia. Su sensibilidad y su libertad.
Soy la pasión de mi madre. Su
nostalgia y su inconformismo. Sus dudas, su dulzura y su alegría.
Soy la tozudez de mi abuela y el
amor por el arte de mi abuelo.
Una tauro cabezona, borde y egoísta
cuando la confianza alcanza ese punto insoportable.
Tengo más preguntas que respuestas.
Más por callar que por hablar. Más motivos que razones.
No sé lo que quiero, pero sí lo que
no quiero.
Soy como soy, y eso es algo que el tiempo me ha hecho aceptar
y comprender.