martes, 19 de febrero de 2013

In love with what we had

Recuerdo cada beso, cada caricia, cada sonrisa, cada mirada traviesa, cada carcajada, cada enfado, cada mañana, cada tarde, cada noche, cada sensación, cada viaje, cada cena, cada grito, cada abrazo, cada gemido, cada susurro, cada broma, cada mentira, cada cosquilla, cada sueño, cada promesa...
Por mucho que lo intente, no consigo olvidarme del color exacto de tus ojos, ni de tu voz, de la línea de tu cadera, de tu vello, del sabor de tus labios, de la suavidad de tu piel, de la picardía de tu mirada, de tu arrogancia, de la inocencia de tu risa, del calor de tus manos, del aroma de tu pelo...
Una parte de mí desearía de todo corazón que llegases algún día a leer esto, para que tengas claro lo importante que has sido para mí.
Pero otra parte de mí está más que satisfecha sabiendo que nunca lo harás. Porque no sigo enamorada de ti. Sigo enamorada de lo que teníamos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Reflexiones a medianoche II

Es medianoche. Miro por la ventana y una oleada de melancolía se apodera de mí. La música no ayuda mucho, pero la luna y el sonido de la noche, menos.
Algo me oprime el pecho. Es como un agujero en el centro de mi ser. Un hueco que oculto con alegría y optimismo, pero que sigue ahí, y de vez en cuando hace acto de presencia.
Tengo miedo. Estoy asustada, y ni siquiera sé de qué.
Tal vez de pensar que mis sueños sean demasiado grandes.
Tal vez de perder el rumbo.
Tal vez de equivocarme y pasar la vida echándomelo en cara.
Tal vez de hacer daño a la gente de mi alrededor.
Tal vez de quedarme sola.
Soy como una espiral de energía, que de vez en cuando se agota y se apaga. Entonces es cuando la locura deja paso a ese miedo.
Es el momento en que necesito desahogarme, escribir tonterías, subir la música hasta que no me deje oír mis pensamientos o simplemente romper a llorar.
Es cuando se me pone la piel de gallina, me doy cuenta del frío de la sudadera mojada por el pelo que cae sobre la espalda y cuando mis ojos húmedos se pierden en la pantalla del ordenador.
Es el preciso instante en que lo daría todo por escapar.

Reflexiones a medianoche


Cuando has tenido lo mejor, el resto no te parece lo suficientemente bueno.

Supongo que ése es mi problema básico con los hombres.