miércoles, 11 de febrero de 2015

Todo tiene un precio.

Me han hecho falta cuatro años y demasiados rostros para darme cuenta de que nunca estuve enfadada contigo.
Estaba furiosa conmigo, con mi comportamiento inmaduro, con mis ganas de huir, con mi cobardía.
Me odiaba por desmoronarme, por no haber sido capaz de levantarme, por cada mentira, por todas las palabras hirientes, por aquellas lágrimas que derramé cuando ya era demasiado tarde.
Hace mucho que te dejé ir, aunque mi casa no lo haya hecho.
Me costó la inocencia, la ilusión, la confianza, y un vacío que me ahoga por dentro, una melancolía que me acompaña allá donde vaya.

Supongo que todo tiene un precio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario