miércoles, 4 de febrero de 2015

Writer

Siempre he pensado que podría ser escritora.
No porque tenga talento o una imaginación desbordante.
No porque mis historias te embrujen o porque tenga contactos en el mundo editorial.
No porque mi técnica sea buena o mi táctica lo suficientemente precisa.
Simple y llanamente, porque cuando escribo, no existe nada más.
El mundo a mi alrededor desaparece, se borran las siluetas que me rodean y sólo estamos mi mente y yo.
El dolor sale a borbotes de mis dedos. Los miedos se plasman en el papel. La ilusión baila tras los trazos de mi bolígrafo. Los recuerdos se funden descontrolados con la tinta.
Escribir deja de ser un hobby para pasar a ser una especie de terapia, casi una necesidad.
Una manera de inmortalizar mis suspiros y hacer palpables mis latidos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario